El pasado martes 17 de junio, estudiantes de Ingeniería Agronómica protagonizaron una jornada de siembra que conjugó formación técnica, trabajo en equipo y compromiso comunitario.

La actividad formó parte del Taller Agrícola, una cátedra clave en la formación profesional, donde se sembraron cebolla blanca, cebolla morada y puerro en tres túneles de 50 metros de largo. Esta labor no solo representa una instancia práctica de aprendizaje, sino que se inscribe en una política más amplia: el abastecimiento sostenido de los comedores universitarios de la UNCo con alimentos frescos y cultivados por sus propios estudiantes.

Siguiendo una lógica pedagógica integradora, los y las estudiantes se organizaron en tres grupos de trabajo. Cada uno asumió la responsabilidad total de una línea de cultivo, desde la siembra hasta el seguimiento productivo. El docente de la cátedra de Horticultura, Walter Mela, destacó el enfoque integral del proyecto: “Los estudiantes van a realizar todas las tareas que demandan los cultivos, tanto en túneles, invernaderos como a campo”.

Además de nutrir los comedores, parte de la producción está destinada a la venta de plantines en primavera, lo que fomenta prácticas de gestión productiva y comercial, claves para el perfil profesional agronómico. En paralelo, se emprendió un ensayo comparativo con dos tipos de compost orgánico: uno elaborado por la propia cátedra —en el marco de la cursada primaveral— y otro a base de pellet comercial. Esta estrategia permitirá evaluar diferencias productivas y cualitativas, dando lugar a análisis rigurosos y conclusiones con impacto concreto en la horticultura regional.

La jornada contó también con la participación de personal no docente, cuyas tareas silenciosas sostienen el pulso cotidiano de la Facultad. Su presencia refuerza el carácter comunitario y transversal de esta experiencia, donde cada actor institucional aporta a una misión común: formar profesionales comprometidos con el territorio.

La Universidad Nacional del Comahue demuestra, una vez más, que la universidad pública no solo enseña: cultiva futuro. Y lo hace desde el sur, con las manos en la tierra y la mirada puesta en el horizonte.