La Comisión de Accesibilidad, el Área de Deportes y la Secretaría de Bienestar Universitario acompañan este reconocimiento que trasciende lo competitivo: es una historia de esfuerzo, pasión y pertenencia.
Mateo es estudiante del profesorado en Historia en la Facultad de Humanidades y paratleta de la provincia de Neuquén. Su vínculo con el deporte comenzó en 2018, cuando participó por primera vez en los Juegos Evita en Mar del Plata. Desde entonces, el atletismo —especialmente los 100 metros y el salto en largo— se convirtió en una pasión que lo acompaña tanto como su vocación académica.
Tras una pausa de tres años y medio provocada por la pandemia, retomó la actividad en 2023 gracias al estímulo de una docente del CPEM 40 que lo conocía de sus primeras competencias. Ese reencuentro con el deporte lo llevó a representar nuevamente a la provincia en torneos regionales y nacionales, incluyendo los Juegos Evita y la Araucanía.
En abril de 2025, la Federación Argentina de Deportes para Ciegos (FADEC) lo convocó para participar en concentraciones de alto rendimiento en el CENARD. Desde entonces, entrena mensualmente con el objetivo de mejorar sus marcas y proyectarse hacia nuevos desafíos competitivos. Su recorrido deportivo, marcado por la constancia y la superación, lo posiciona como referente en el ámbito del deporte accesible.
Pero su historia no se limita a las pistas. Mateo avanza con firmeza en su formación académica, cursando el segundo cuatrimestre de su carrera con todas las materias al día. “Gracias al apoyo del Área de Accesibilidad y a la flexibilidad de los profesores, puedo estudiar y entrenar sin dejar ninguna de las dos cosas”, afirma con gratitud. Su testimonio revela cómo la UNCo articula políticas concretas que permiten a sus estudiantes desarrollarse integralmente, sin que la discapacidad sea un obstáculo para el rendimiento ni para el deseo.
Además del acompañamiento institucional, Mateo destaca el rol fundamental de su familia: su madre y su hermana lo apoyan en cada entrenamiento, en cada viaje, en cada paso. Esa red afectiva, junto con el respaldo universitario, conforma el andamiaje que sostiene su presente y proyecta su futuro.
La participación de Mateo en los Juegos Interfacultades 2025 no es solo una competencia: es una celebración del esfuerzo, la inclusión y el talento. Es también una muestra del impacto que tiene la universidad pública cuando reconoce, potencia y acompaña las trayectorias diversas de sus estudiantes. En cada salto, en cada zancada, Mateo lleva consigo la historia de una comunidad que cree en el derecho a soñar y en la fuerza de transformar.
Porque en la UNCo, estudiar y competir no son verbos opuestos: son formas complementarias de construir futuro.