En el corazón del Complejo Universitario Regional Zona Atlántica y Sur (Curzas), la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) sostiene una política pública que transforma la experiencia estudiantil: el programa Accesibilidad Universitaria a la Salud, una iniciativa que desde 2015 acompaña, previene y cuida la salud de más de 700 estudiantes por año en Viedma y sus nodos regionales.
Lo que comenzó como un proyecto de extensión, hoy se consolida como un centro médico universitario que articula atención clínica, promoción de hábitos saludables y prevención de enfermedades crónicas. Bajo la coordinación de la Secretaría de Bienestar Estudiantil —una de las cuatro áreas que respaldan la gestión de la decana Adriana Goycochea—, el programa se convirtió en un espacio clave para el bienestar integral de la comunidad académica.
Carlos Comolay, secretario de Bienestar Estudiantil del Curzas, remarcó que el proyecto nació con una mirada crítica sobre los supuestos de salud en la población joven. “Pensamos que los estudiantes son sanos por su edad, pero sabemos que los hábitos, la genética y las condiciones heredadas pueden desencadenar enfermedades si no se detectan a tiempo”, explicó. Por eso, el programa se enfoca en la concientización, ofreciendo controles gratuitos en nutrición, odontología, salud sexual y clínica médica.
En sus primeros años, la asistencia era obligatoria. Hoy, en sintonía con los principios de autonomía que promueve la educación superior, se trabaja mediante turnos programados y atención personalizada todos los martes y jueves en el Aula 15 del Curzas. La propuesta también se articula con el Instituto de Formación Docente Continua en Educación Física, donde las revisiones cardiológicas son parte de la evaluación inicial para estudiantes que se preparan en disciplinas deportivas.
Tecnología, articulación y alimentación saludable
Ante el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión, diabetes y sobrepeso, el programa incorporó recientemente un electrocardiógrafo, herramienta clave para detectar afecciones cardiovasculares que afectan cada vez más a la población joven. “La decana comprendió la urgencia de esta inversión y decidimos sumar este equipo para fortalecer la prevención”, señaló Comolay.
La atención médica se complementa con acciones concretas en alimentación: estudiantes de Gastronomía elaboran viandas nutritivas a bajo costo para quienes cursan en el Curzas, fortaleciendo así el enfoque integral del programa.
Un modelo de salud universitaria con impacto regional
El alcance del programa no se limita a la sede central en Viedma. También beneficia a estudiantes que cursan en San Antonio Oeste y en los nodos de la línea sur rionegrina, consolidando una red de atención que responde a las necesidades reales de quienes transitan la vida universitaria en contextos diversos.
En un escenario nacional que exige esfuerzos extraordinarios, la UNCo reafirma su compromiso con el bienestar estudiantil. “No perdemos de vista nuestro objetivo: acompañar al estudiante, ya sea con becas o con acceso a servicios de salud”, concluyó Comolay.
Este modelo de atención, nacido desde la extensión universitaria, se proyecta como una política pública replicable, que pone en el centro a la comunidad educativa y demuestra que la salud también se construye en las aulas.