Esta propuesta, impulsada por la Secretaría de Bienestar Estudiantil en articulación con la Asociación de Trans y Trabajdorxs Sexuales (ATTS) y Casa Makiavelix, se consolida como un espacio de encuentro, expresión corporal y reivindicación cultural.
Cada lunes, de 20:00 a 21:30, el aula 37 de la FADECS se convierte en un territorio de libertad y creación. Allí, bajo la guía de Lucas Sebastián Orellana y Reyna Margarita Sierro Pichirilo, se despliega una experiencia que va más allá del baile: se trata de una práctica política, afectiva y pedagógica que interpela los modos tradicionales de habitar el cuerpo y la cultura.
El Ballroom, con sus raíces en la resistencia afro y latinx queer de Nueva York, se entrelaza con un Folklore Queer que reinterpreta las danzas tradicionales argentinas desde una mirada disidente. Esta fusión no solo desafía los binarismos de género, sino que también resignifica los patrimonios culturales desde una perspectiva inclusiva y contemporánea.
La propuesta está abierta a toda la comunidad, sin necesidad de experiencia previa. Su carácter inclusivo y gratuito refuerza el compromiso de la UNCo con la democratización del acceso a la cultura y el bienestar integral de sus estudiantes. Además, promueve el reconocimiento de las corporalidades diversas como protagonistas activas en la construcción del conocimiento y la vida universitaria.
Estos talleres no solo ofrecen un espacio de formación artística, sino también un refugio simbólico donde se tejen redes de contención, se comparten saberes y se celebran las identidades. En un contexto donde las violencias hacia las disidencias sexuales y de género persisten, iniciativas como esta reafirman el rol de la universidad pública como agente de transformación social.
La continuidad de estos talleres representa una apuesta sostenida por una educación que abrace la pluralidad y fomente la creatividad como herramienta de emancipación. En palabras de sus organizadores, “bailar también es una forma de existir, de resistir y de imaginar futuros posibles”.
La UNCo, a través de la FADECS, reafirma así su compromiso con una universidad más justa, inclusiva y vibrante. Porque cuando el aula se convierte en pista, la academia también aprende a bailar.