El encuentro reunió a referentes técnicos de la Secretaría de Producción y Ambiente de la Municipalidad, equipos provinciales, representantes del INTA, autoridades locales, productores y vecinos, en una jornada que puso en valor el trabajo interinstitucional y el compromiso con la producción agraria regional.
La iniciativa, que propone un sistema de riego por turnos y estrategias para mejorar la eficiencia en el uso del agua, se enmarca en la emergencia hídrica que afecta a gran parte del territorio patagónico. En este contexto, la UNCo reafirma su rol como institución pública comprometida con el desarrollo sostenible, el ordenamiento territorial y la promoción de modelos productivos basados en la agroecología.
Un proyecto que articula saberes, territorio y políticas públicas
La presentación del proyecto de ordenanza no fue solo un acto técnico-administrativo, sino una instancia de diálogo entre actores diversos que comparten una preocupación común: evitar el abandono de tierras productivas y fortalecer la soberanía alimentaria local. Desde la Facultad de Ciencias Agrarias, se destacó la importancia de construir soluciones colectivas que integren conocimiento científico, experiencia territorial y voluntad política.
El sistema de riego propuesto busca garantizar el acceso equitativo al recurso hídrico, optimizar su uso en función de las características del suelo y los cultivos, y promover prácticas que respeten los ciclos naturales. En este sentido, la regulación por turnos se presenta como una herramienta de gestión eficiente, especialmente relevante en escenarios de sequía prolongada.
La articulación con el INTA, los equipos técnicos provinciales y las autoridades municipales permite consolidar un entramado institucional que potencia las capacidades locales y genera condiciones para el arraigo rural. En palabras de los participantes, “el agua ordena, pero el trabajo colectivo transforma”.
La participación de la Universidad Nacional del Comahue en este tipo de iniciativas reafirma su vocación de servicio público y su vínculo activo con las comunidades. En tiempos de crisis climática y desafíos productivos, la educación superior tiene un papel clave en la generación de propuestas innovadoras, inclusivas y sostenibles.
El proyecto de ordenanza para el lote G es más que una regulación técnica: es una apuesta por el futuro de la producción agraria en la región, por el cuidado del agua como bien común y por el fortalecimiento de la universidad como actor estratégico en el desarrollo territorial. Porque cuando la academia se encuentra con el territorio, florecen las soluciones que nacen desde abajo y se proyectan hacia el porvenir.




