Nora ya no estará sentada mañana frente a un escritorio que es como un embudo de las gestiones en la Universidad Nacional del Comahue. Su oficina de alto tránsito y colectora de desafíos cotidianos está pegada al rectorado. Y desde ese puesto estratégico acompañó, en diez años y cinco meses, las gestiones de dos rectores diferentes y a la rectora actual, Beatriz Gentile.
Ayer fue el último día de actividad de Nora Rivera en la UNCo. Hubo aplausos, emociones y lágrimas en un homenaje sorpresa en el despacho de la rectora.
Nora, Norita, se jubiló. Pero su faena a lo largo de más de 38 años en la Universidad dejó huellas en todos los rincones: ella ha sido una constructora de la historia de la Universidad Nacional del Comahue.
«Soy parte de un grupo de gente que contribuyó al crecimiento de la Universidad», dice y suma a esa fuerza motriz a «los compañeros y compañeras de trabajo y militancia que hicieron lo mismo con mucho compromiso y sentido de pertenencia».
Nuestra Nora comenzó a trabajar en la UNCo el 1 de marzo de 1984. Fue estudiante de la carrera de Servicio Social. Había ingresado en 1972, pero en 1976 fue una de las víctimas de la represión en la región durante la dictadura cívico militar. Estuvo detenida en Neuquén y en Bahía Blanca, y declaró en los juicios por delitos de lesa humanidad.
Fue secretaria en la gestión de Pablo Bohoslavsky entre 1996 y 1998, en los dos períodos de Gustavo Crisafulli (2014 al 2022) y en el tramo que lleva Gentile. Su primer destino laboral fue Ciencias de la Educación y en su trayecto recorrió diferentes áreas de la UNCo.
«Es el mejor que trabajo que tuve por su dimensión, por lo que aprendí», concluyó Nora en una jornada cargada de demostraciones de afecto y reconocimientos.