La actividad estuvo a cargo de la doctora Beatriz García y se realizó en el salón azul de la Biblioteca de la UNCo, a pedido de estudiantes de alumnos de escuelas técnicas de la ciudad de Neuquén.
La propuesta fue del docente Jorge Álvarez, quien se contactó con ANIDE para llevarla a cabo junto con la Facultad de Ingeniería. Estuvo orientada a estudiantes de quinto y sexto año de escuelas técnicas de la ciudad de Neuquén.
Natalia Bosch Ponzetti, coordinadora de Políticas y Planes de Innovación, Ciencia y Tecnología de ANIDE, explicó que “la charla surgió como respuesta a una demanda específica respecto de la ciencia en colegios técnicos, hay un renovado interés gracias a la utilización de las nuevas tecnologías por la astronomía”. Por su parte, La decana de la Facultad de Ingeniería, Ana Basset, expresó: “es un honor tener a Beatriz García, una investigadora, astrónoma, docente de alma, no es un tema del que puedan escuchar hablar todos los días, abre a nuevos mundos”.
García reseño las investigaciones que se realizan en la vida fuera de la Tierra, en los denominados exoplanetas (aquellos que están orbitando en torno a otras estrellas). Además, habló sobre las características del telescopio Webb, de gran resolución y que puede aportarnos mucha información.
Sobre el telescopio dijo que es uno de los más modernos que está en el espacio actualmente. “El telescopio Hubble fue uno de los primeros, le siguieron otros instrumentos absolutamente espectaculares que no tienen tanta prensa, como el Chandra, que observaba en la región de rayos X y el Spitzer, que lo hacía en infrarrojo. Ninguno de estos, exceptuando el Hubble, sigue en funcionamiento, ya están superados por otros”.
“Hay una pequeña región que es lo que el ojo humano puede detectar, lo que los telescopios tradicionales observan, pero si quiero ver más allá de los rangos de energía que van entre el violeta y el rojo, necesito crear detectores especiales, si quiero observar ultravioleta, rayos X, debo poner un telescopio en el espacio”, explicó García.
Acerca del universo en el que vivimos, que tiene alrededor de 13.800 millones de años, comentó que “una de las cosas que se quieren verificar es precisamente qué edad tiene el universo, para eso hay que observar objetos lejanos, hay que medir sus velocidades, porque a partir de ello uno puede inferir de dónde viene”.