19 de octubre de 2025

“Vigilancia costera: el saber de la UNCo que protege lo que comemos”

La marea roja bajo la lupa: ciencia aplicada desde la costa rionegrina.

Por más de treinta años, la Universidad Nacional del Comahue ha sostenido un sistema de vigilancia ambiental que combina ciencia aplicada, compromiso territorial y trabajo interinstitucional. En el corazón de este esfuerzo se encuentra el Centro de Investigación Aplicada y Transferencia de Tecnología en Recursos Marinos (CIMAS), una unidad de multipertenencia que articula saberes entre la UNCo, el CONICET y el gobierno de Río Negro. Su misión: monitorear la calidad ambiental en las zonas pesqueras de la costa atlántica rionegrina y prevenir los riesgos asociados a la marea roja.

Un sistema de vigilancia que cuida lo que comemos y lo que somos

La marea roja es un fenómeno natural provocado por la proliferación de microalgas tóxicas que, al ser filtradas por mariscos como cholgas, mejillones y almejas, pueden acumularse en sus tejidos sin alterar su aspecto. El consumo humano de estos organismos contaminados representa un riesgo sanitario silencioso pero significativo. Frente a esta amenaza, el CIMAS despliega un esquema de monitoreo constante que permite detectar la presencia de toxinas antes de que lleguen a la cadena de comercialización.

“El foco está puesto en la marea roja, porque es ahí donde se cruzan la salud pública y la ecología marina”, explica Fausto Firstater, biólogo, docente de la Facultad de Ciencias Marinas de la UNCo y actual director del CIMAS. “Las microalgas no se ven a simple vista, pero pueden estar presentes en el agua y ser consumidas por los mariscos. Por eso tomamos muestras tanto de organismos como del entorno marino”.

Cada semana, el equipo técnico del CIMAS, formado mayormente por no docentes de la UNCo, realiza muestreos en cuatro zonas habilitadas para la actividad marisquera: Orengo, Villarino, El Buque y Puerto Lobos. En cada sitio se recolectaron ejemplares y muestras de agua, que luego son analizadas para detectar la presencia de toxinas. Este trabajo no solo permite anticipar riesgos, sino también sostener la actividad pesquera con garantías sanitarias, fortaleciendo la economía local y la confianza del consumidor.

El programa de vigilancia ambiental que sostiene el CIMAS no es una iniciativa aislada. Se trata de un servicio técnico contratado por la provincia de Río Negro, que se apoya en el conocimiento científico generado por la UNCo y el CONICET. Esta articulación interinstitucional permite adaptar las metodologías a los avances tecnológicos y a las necesidades del sector, consolidando un modelo de investigación aplicada con impacto directo en la vida cotidiana.

Universidad pública, ciencia con sentido

La labor del CIMAS es un ejemplo de cómo la universidad pública puede convertirse en un actor clave para la gestión ambiental y la seguridad alimentaria. En un contexto global donde los ecosistemas costeros enfrentan presiones crecientes, el trabajo sostenido de la UNCo en la costa rionegrina demuestra que el conocimiento científico no solo explica el mundo: también lo cuida.

“Lo que hacemos es vigilar, pero también acompañar. La ciencia tiene que estar al servicio de la comunidad, y eso implica estar presentes en el territorio, escuchar a los productores y a los administradores, anticipar problemas y construir soluciones”, concluye Firstater.

Desde el laboratorio hasta el mar, desde la universidad hasta la mesa, el monitoreo de la marea roja es mucho más que una tarea técnica: es una forma de cuidar la salud, el trabajo y la biodiversidad. Y en ese cuidado, la Universidad Nacional del Comahue sigue siendo protagonista.

Artículo publicado el 19 de octubre de 2025

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